Mis primeros cultivos hidropónicos siempre fueron con sustrato. Las primeras plantas que nacieron fueron en arena gruesa de playa, lavada y desinfectada. A pesar de que tenía mis reservas, fui a la playa, cargué un par de cubetas para hacer mi almácigo y sembré todo un sobrecito de tomates. Salieron casi todas las plantas, así que los más de 100 tomatitos vivieron felices hasta que se les acabó el espacio.
Pero bueno, ese no es el punto. El punto es que tuve que lavar la cubeta de arena para quitarle la sal, además de ponerle desinfectante para que todo estuviera bonito. Como era mi primer cultivo hidropónico, seguí todas las instrucciones al doble, no fuera a ser que algo saliera mal. Es algo así como los padres primerizos; al primer bebé no puede darle ni el aire porque todo mundo se alarma. Ya para el tercero le pueden hacer la mamila con agua de charco, pero bueno, así es nuestra naturaleza.
En fin, manejar sustrato es mucho trabajo. No quiero decir que esté mal, simplemente es que hay que manejarlo en tu sistema para que pueda funcionar bien y puede ser una tarea bastante pesada, dependiendo del sustrato. ¿Has tratado de lavar grava o tezontle? Si no lo has hecho, prepárate para ver como la mugre parece no tener fin. Por eso prefiero se hidropónico puro.
Que conste que no tengo nada en contra del sustrato. De hecho, creo que es lo mejor para empezar. Aunque de flojera, el sustrato tiene varias ventajas:
Te permite crear un ambiente muy parecido a la tierra, que es de donde viene la planta. Eso te quita todo el trabajo de anclar y mantener la planta en su lugar; ella se encarga sola.
Hay más margen de error. Al secarse la capa superior, la inferior queda todavía con algo de humedad para las plantas. Esto te permite cierta holgura para equivocarte, ya sea porque se te olvidó regar, la bomba no funciona o el perro se comió las mangueras.
Es lo más fácil. Los sistemas hidropónicos más simples se hacen con sustrato. De hecho, “sembrar” una planta en una maceta con sustrato y regarla periódicamente como cualquier planta en maceta (aunque no sea hidropónica), es posible gracias al sustrato. Los sistemas sin sustrato requieren de mayor infraestructura y dependen más de la tecnología y el buen diseño. De aquí excluyo la raíz flotante; ese sistema es muy fácil…
Sin embargo, también tienen sus desventajas, como el costo, el traslado y la limpieza cada que siembras.
Aún así, el sustrato me ha servido durante muchos años y todavía lo utilizo. Mi primer Ebb & Flow lo hice con grava fina para construcción (lo llamaban “confitillo” donde lo compré). De ahí pasé por el tezontle, arena gruesa (primero solo la utilicé para almácigos), arena fina, perlita, vermiculita, peat moss y varias mezclas de ellos. Como mencioné en la entrada pasada, todos han funcionado si los utilizas correctamente. Bueno, usar arena fina es una monserga, pero según los israelitas es muy buena, así que no puedo quejarme. Todo es cuestión de que lo uses bien y en el sistema de riego correcto.
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